Ningún presentador comienza su charla pensando que va a enfrentarse a su público y va a tener que gestionar un conflicto o una discusión con alguien del público, pero a veces pasa y ¿que hacemos entonces, cuando tenemos un conflicto con un asistente?
Las variables por las que tiene lugar el conflicto son infinitas y en gran parte incontrolables para el presentador, sin embargo, una vez que comienza la discusión o incluso antes, cuando la situación comienza a volverse tensa, hay cosas que nunca debemos hacer, bajo ningún concepto.
No debemos utilizar nuestra posición de superioridad como ponentes para ridiculizar la opinión o la queja del asistente, puede que en alguna ocasión hacerlo lleve al que protesta a dejar de hacerlo, pero normalmente esa persona se sentirá obligada a seguir la discusión para no dar su brazo a torcer ante del resto de asistentes, lo que hará que se muestre más enfadado y agresivo en la respuesta, por lo que hemos provocado una espiral que puede terminar muy mal.
No poner al asistente, que al fin y al cabo es un oponente dialéctico, entre la espada y la pared, siempre hay que dejar una salida digna al enemigo o este no tendrá más remedio que seguir atacando.
¿Cómo se da esa salida dialéctica?, con frases del tipo…»Lo comprendo pero…», «Tienes parte de razón pero ten en cuenta también que…», «Gracias por tu aportación, siempre es bueno que en los cursos haya diversidad de opiniones, así enriquecemos el debate…», «si tuviéramos más tiempo podríamos continuar este interesante debate, si al final contamos con tiempo lo retomamos…»
Asertividad y Firmeza
La clave en caso de conflicto con un asistente, como puedes ver en las anteriores frases, es tratar al que protesta con asertividad, integrándolo en tu discurso y haciéndolo tu aliado, para desactivar la protesta.
La otra clave de la gestión del conflicto es no perder autoridad ante el resto de la audiencia, por tanto la asertividad no nos puede llevar a permitir que el que protesta mine nuestra posición ante el resto, por tanto asertividad pero a la vez firmeza en la defensa de nuestra posición y por supuesto, en caso de falta de respeto, cortar la discusión y expulsar al conflictivo.
Mantener firmeza y asertividad, sobre todo cuando el asistente es conflictivo es complicado, sin embargo, es una habilidad que debemos practicar y que vamos a perfeccionar conforme tengamos cada vez más experiencia hablando en público.